Las huertas apuntan a mejorar la economía familiar
Por Mónica Galbo, promotora de PROHUERTA-INTA – Página de Facebook: Sostenibles
General Pinto, 29 Feb. (La Calle).- La agricultura es una técnica ancestral que la mayoría de nuestros antepasados desarrollaban y en ocasiones, las personas mayores suelen aportar sus conocimientos. Lo que es común a todos es la necesidad de alimentarnos.
Ahora bien, para quienes quieran tener acceso a alimentos sanos y seguros, sin venenos, la huerta familiar agroecológica es la mejor opción. “Es natural porque imita los procesos de la naturaleza; sana, porque producimos sin usar productos químicos y económica porque ahorramos dinero al producir nuestros alimentos. “
Teniendo en cuenta los últimos aumentos que vienen sufriendo los alimentos el ahorro que se puede conseguir en una huerta urbana y/o familiar es realmente significativo. Asimismo, la Agroecología, permite que hagamos nuestro aporte al cuidado del medio ambiente.
Este modelo de producción trata el cultivo de los alimentos con técnicas naturales, imitando a la naturaleza y respetando sus tiempos. Por otro lado, no nos enferma, ya que no utiliza venenos para tratar las plagas o fertilizantes químicos.
¿Y si no disponemos de terreno? Se pueden producir las verduras en macetas, tarros, tachos o cajones.
Lo más importante es que los recipientes, que pueden ser de cualquier material, tengan una profundidad mínima de 40 centímetros para que las raíces se puedan desarrollar. Debemos rellenar con buen sustrato, una buena mezcla de tierra y compost y también asegurar un buen drenaje agujereando el fondo y colocando los recipientes sobre ladrillos o colocar tacos de madera.
Cuando mejor sea el suelo, mejores serán los cultivos. Si hay suficiente espacio y tenemos la posibilidad de agregar compost y tratarlo para que esté listo para el cultivo se utiliza así, mezclando un poco de compost y tierra fértil con el suelo, removiendo, sin dar vuelta la tierra. Podemos cubrir con hojas secas, regar y dejar unos días.
Otro aspecto es la importancia de la luz solar ya que, a las plantas, le aporta la energía básica para que puedan crecer. En este sentido, es esperable que las hortalizas de fruto y las de raíz, cuenten, al menos, con cinco horas diarias de sol, mientras que las de hoja requieren tres horas en verano y un poquito más para el otoño-invierno.
Muy importante, vital para la huerta, es el acceso a agua segura. Tanto para autoconsumo como para venta de excedentes, es fundamental que utilicemos agua segura para riego, no siendo estas las aguas servidas y/o de laguna y otras.
Resulta muy interesante pensar la huerta familiar desde distintas miradas, hay quienes la tienen porque les resulta una actividad placentera y hay quienes están pensando en herramientas que los acerquen a objetivos sobre cómo cuidar y cultivar la tierra, para impulsar y fortalecer la economía familiar y local a través de la producción de alimentos. Poder comercializar la producción implica actividades como cultivar, cosechar, cocinar, empaquetar, vender, administrar y publicitar.
Alrededor de esta actividad que se puede transformar en proyecto familiar y/o de algún grupo, existen también múltiples propósitos, porque además de promover la soberanía alimentaria e impulsar la economía familiar, es un gran incentivo para los jóvenes.
“Trabajar la tierra es difícil, hay que darle mucho, pero si tú le das, ella nunca te va a fallar”.
¡Buenas siembras!